viernes, 4 de mayo de 2012

Sobre Ibn Tufayl: El filósofo autodidacto

Esto es un extracto y resumen de E. García Gomez, de la obra que, traducida primero al inglés (Pococke, 1671), luego haría al castellano Francisco Pons Bohigues en 1900. Fue titulada por Ibn Tufayl como Risala Hajj ibn Yaqzan fi asrar al-hikma al-masriqiyya (Epístola de Hajj hijo de Yaqzan acerca de los secretos de la sabiduría iluminativa), y conocida en las traducciones occidentales como El filsósofo autodidacto.

"En una isla desierta de la India, situada bajo el Ecuador, por medio de condiciones particularmente favorables, nace un niño del seno de la arcilla en fermentación, sin padre ni madre. Según otra versión, ha sido llevado a esta isla por una corriente marina, en un cofre que la madre, princesa perseguida, que habitaba en una isla vecina, ha confiado a las olas para sustraer a su hijo de la Muerte.

Este niño es Hajj ibn Yaqzan. Adoptado por una gacela, que le amamanta y le sirve de madre, crece, observa y reflexiona. Dotado de una gran inteligencia, no sólo sabe proveer ingeniosamente a todas sus necesidades, sino que por el uso combinado de la observación y el razonamiento, llega pronto a descubrir por sí mismo las más altas verdades físicas y metafísicas.

El sistema filosófico a que llega, que es, naturalmente, el de los falasifa, le conduce a buscar en el éxtasis místico la unión íntima con Dios [Allah], que constituye a la vez la plenitud de la ciencia y la felicidad soberana, continua y eterna. Retirado en una caverna, donde llega a ayunar cuarenta días consecutivos, se esfuerza en separar su intelecto del mundo exterior y de su propio cuerpo, mediante la exclusiva contemplación de Dios [Allah], con objeto de unirse a su Señor, lo cual logra por fin.

En este punto, entra en relación con Asal, piadoso personaje venido de la isla vecina para dedicarse en paz a la vida ascética en esta pequeña isla, que él cree inhabitada. Asal enseña el lenguaje a este compañero, tan singular como inesperado, y encuentra con sorpresa en el sistema filosófico de Hajj ibn Yaqzan una interpretación trascendente de la religión [din] que él mismo profesa, y de todas las religiones reveladas. Le conduce entonces a la vecina isla, gobernada por el piadoso rey Salaman, comprometiéndose a descubrir las sublimes verdades que ha desvelado. Mas esta tentativa fracasa.

Nuestros sabios se ven obligados, finalmente, a reconocer que la verdad pura no conviene al vulgo, encadenado en la servidumbre de los sentidos, y que, para penetrar en estas inteligencias groseras y obrar sobre estas rebeldes voluntades, tiene que revestirse de los símbolos que constituyen las religiones reveladas. Por consiguiente, abandonan para siempre a estas pobres gentes, recomendándoles que observen fielmente la religión [el din, la senda] de sus padres, y vuelven a su isla desierta a vivir esta vida superior y verdaderamente divina, cuyo privilegio tienen en bien poco los hombres."

"Un cuento árabe*, fuente común de Abentofail y de Gracián", E García Gomez.

*Error muy común, no es árabe, sino andaluz escrito en árabe.




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