El 4 de Diciembre de 1977, el Pueblo Trabajador Andaluz se levantó para demostrar una vez más su esencia revolucionaria e identitaria. Aquél 4 de Diciembre, millones de andaluces y andaluzas salieron a las calles de pueblos y ciudades para gritar y reivindicar al unísono: autogobierno para Andalucia. En el transcurso de una de esas multitudinarias movilizaciones, en Málaga resultó asesinado por las Fuerzas de Ocupación el joven malagueño Manuel José García Caparrós. De nuevo nuestra tierra se teñía del rojo que bien representa la bandera imperialista española por la historia de sangre y dolor que ha ido forjando tras siglos de opresión.
El Pueblo Andaluz pedía a gritos lo que tras distintas etapas históricas fue silenciado: libertad. Ni la represión ejercida por España ni las balas asesinas que acabaron con Caparrós paralizaron la rabia contenida de un Pueblo que ha sufrido de forma particular la violencia e injusticia que produce esta máquina de miseria llamada Capitalismo. Incluso fuera de nuestras fronteras naturales, en la diáspora andaluza de Cataluña, manifestaciones multitudinarias llegaban a exclamar: “¡Independencia pa Andalucia!”.
Las fuerzas políticas de entonces, lejos de apostar por una ruptura democrática contra el Régimen Neo-Franquista, dedicaron tiempo y esfuerzo en redirigir las movilizaciones hacia intereses partidistas. Se estaban “repartiendo el pastel” de la llamada “Transición española”. No hubo en aquellos momentos ninguna organización o movimiento que tuviera la capacidad para concienciar y organizar todas las ilusiones, pensamientos y luchas que se estaban llevando a cabo. La inexistencia de una organización independentista y revolucionaria, provocó la irrupción del regionalismo-españolista que fue una pieza más en la cadena de reconducción político-ideológica. Todas las esperanzas y las ansias libertadoras, frustradas por los de siempre, los siervos del Capital y su fiel ejecutora en Andalucía: España. Nuevamente, el Pueblo Trabajador Andaluz era dirigido como si de un rebaño de ovejas se tratase, una vez más, no fuimos conscientes sobre nuestras capacidades individuales y colectivas para transformar nuestra propia realidad y circunstancias.
El referéndum conllevaba la confirmación y acentuación de Andalucia como país dependiente y subyugado al Imperialismo Español, como colonia interna sustentadora de materias primas y mano de obra barata para el Gran Capital Español. Patio de recreo de europeos y zona de maniobras militares para españolistas, ingleses y estadounidenses. La “victoria” en las urnas, echando una mirada atrás y al presente, fue una clara derrota. Ganó el nuevo régimen monárquico-constitucional español, su clase política, desde la izquierda “conciliadora” a la derecha más reaccionaria, ambas, instaladas en el Sistema y dispuestas a afianzar el “todo atado y bien atado”, también salieron vencedoras las clases dominantes españolas y las burguesías pseudo-nacionalistas vasca y catalana, que saldrían beneficiadas del Estatuto de Dependencia que aseguraba mano de obra andaluza para sus prósperas industrias. Perdió el Pueblo Trabajador Andaluz, que de forma inconsciente caminaba hacia un nuevo estado de cosas, en el que la libertad y la “democracia” consistiría en ir cada cuatro años a meter un papel en una urna para que la clase política capitalista siguiese esquilmando y oprimiendo a Andalucía.
Hoy, a 4 de Diciembre de 2010, Andalucia sigue igual en lo fundamental: dependiente, sin medios propios para desarrollar una agricultura, pesca o ganadería sostenible y respetuosa con el Medio Ambiente, sin industria, condenada a no tener la capacidad propia para desenvolverse a sí misma, mediante sus propias formas de organización y estructuración social y económica. Sí hay aspectos en los que seguimos siendo los primeros: en paro, precariedad laboral y terrorismo patronal, emigración forzosa, analfabetismo y fracaso escolar, contaminación ambiental, desigualdad social, despoblación, caciquismo y sobre todo y ante todo, los primeros en poner la otra mejilla y jamás devolver el golpe, tantos golpes que deberían de ser devueltos a nuestros opresores, a aquellos que son los principales culpables de nuestra situación: España, Europa y el Capitalismo transnacional.
La juventud andaluza a lo máximo que puede aspirar es a salir de su país para ser explotada en otro cualquiera, en Andalucía nos espera: Ett’s, esclavitud asalariada, paro, marginación y exclusión social, servir a turistas en vacaciones y estudiar si es que nos es posible en un Sistema Educativo que cada día da más pasos de cara a la elitización y privatización de la educación “pública”, una educación que ya de por sí está más que esquematizada de acuerdo con los patrones del pensamiento capitalista-español. Machismo, racismo, desigualdad, injusticia, vertedero ambiental, campo de pruebas bélico, capitalismo, imperialismo, todas y cada una de estas problemáticas responden a lo que llamamos Estado Español. Aún el Pueblo Trabajador Andaluz no es consciente de quién es su verdadero enemigo, está ciego, sordo y mudo, no ve ni reconoce a sus opresores, no escucha a quienes pretendemos liberar nuestra tierra y nuestro Pueblo, y mucho menos, levanta su voz para luchar contra cualquier tipo de opresión.
La cuestión no es PP, PSOE o IU, monarquía o república; la verdadera cuestión, la que es origen de esta situación que no es más que el desarrollo de un plan orquestado desde nuestra conquista: es España. España es el problema. Nosotras y nosotros, como jóvenes que creemos en una Andalucía libre y socialista, en la que todos y cada uno de nosotros/as cuenten como uno más, no queremos desprendernos de unas cadenas para volver a ser esclavos del mismo amo. Andalucía será libre cuando nuestro Pueblo sea capaz de resolverse así mismo, de superar siglos de guerra como dice nuestro Himno Nacional, para encauzar nuestro destino bajo nuestra Soberanía y auto-organización colectiva. Nuestra situación neo-colonial, de sumisión e inmovilidad política, social y económica, se debe no al tipo de régimen político español o europeo, sino a la esencia expoliadora, inhumana y capitalista de España y Europa.
Desde JIRA, como organización juvenil independentista, revolucionaria y andaluza, apelamos a la conciencia de la juventud andaluza para construir desde abajo hacia arriba, de forma unitaria y organizada un movimiento juvenil andaluz insumiso, anticapitalista, independentista y revolucionario que sea capaz de caminar en pro de nuestra liberación nacional y social, de dejar atrás enfrentamientos y disputas que sólo benefician al españolismo. Animamos a los y las jóvenes a formar parte de las movilizaciones convocadas a lo largo y ancho de nuestro país, a ser uno/a más en el camino que hay por construir, a combatir la violencia capitalista en cualquiera de sus formas. Es el momento de pasar a la ofensiva contra España y el Capital.
¡Viva la juventud insumisa y combativa!
¡Viva el 4 de diciembre!
¡Viva Andalucia libre y socialista!
En Andalucía, a 4 de Diciembre de 2010.
JIRA, la juventud independentista revolucionaria andaluza.
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